Paletas vampiro

¿Alguna vez lloraste cortando rábanos?

Dice mi madre que eso no se puede, pero mi abuela voltea y sonríe siendo cómplice de mi teoría.

No les pasa que cuando tienen el corazón roto automáticamente obtienen un pase libre para hacer, decir y comer todo lo que quieran sin que alguien les contradiga, bueno, esa es otra de mis muchas teorías. Todas ellas se las conté a mi mejor amigo, Charlie Kaufman. El siempre se mordía las uñas mientras le contaba alguna de mis teorías, eso me hacia sentir que de verdad le intrigaba lo que decía y terminaba con su típico; ¡Un dron nos espió por la ventana!, a lo que yo contestaba; -Charlie, pon atención, esto es algo serio-, mientras reíamos los dos le dábamos un lengüetazo a nuestras paletas vampiro, ¿Las recuerdan? esas paletas de holanda, que eran tan pero tan moradas que no había manera de que no terminaras con la boca roja, exacto, como un vampiro. Extraño tanto a Charlie, las paletas vampiro, y aquel 1968 donde lo perdí.

Ahora tengo un pretexto más para llorar mientras corto rábanos, sin que nadie se atreva a decirme que eso no se puede, ellos que van a saber de rábanos, corazones rotos y paletas vampiro.

Fotografía por cem celik