Siempre decías que hablar conmigo se sentía algo así como borroso.

Podría sentarme a esperarte bajo la sombra de algún arrayán, lo más probable es que no llegues, que el tiempo pase y vea cómo nuestros recuerdos se desvanecen con las nubes.

Y cuando eso suceda, entonces sí, ahí sí que se sentirá borroso…

Podría seguir con esto y escribirte un libro entero… pero ya no quiero gastar mis hojas.