Mi camino ahora es más claro y aún así, llegan piedritas, las trae el viento arrojándolas sobre mí. Es inevitable. Cuando tienes un espacio infinito en ti, cuando eres el océano, cuando tienes decisión, y sabes a dónde vas, ya no te desvías tanto del camino en tu vida como antes, cuando tienes cierta edad, quiero pensar que hemos madurado, aunque sea un poco más, esas piedritas son ‘molestas’, solo te están jodiendo, pero de ahí en fuera, no pasan de eso, solamente se reducen a: piedritas. Pero cuando alguien no se decide a ser más fuerte y permite que los demás pasen encima suyo sin límites, esas piedritas se convierten en balas, se vuelven angustia, ansiedad, depresión. La tortura que sienten algunos, podría ser blanco de burlas, pero cada quien tiene una misión en esta vida, y en muchas ocasiones, se tiene que tocar fondo para descubrir las fortalezas. La vida no es una carrera. Todos tenemos nuestras propias experiencias y circunstancias. Lo que ves, refleja lo que piensas; y lo que piensas, es un mero reflejo de lo que quieres ver.

¿A dónde te gustaría volar?