Me abrazas lento y fuerte, susurras a mi oído con brisas llenas de recuerdos y nostalgia. Te anuncias tan elegante con esos colores pastel en el ocaso, las mejores memorias las tengo a tu lado. Tu, fría y tranquila, húmeda y tormentosa. 

Das vida solo a aquellos que saben apreciarte, como el lobo que te recibe con aullidos de emoción, o el cuervo que que se oculta con tu sabana de estrellas, arboles viejos que contigo rechinan, albergan historias más allá de nuestra comprensión. Sostienes una enrome esfera blanca que hipnotiza, sabes que perderemos la cabeza por ella y la ocultas entre espesa neblina. 

Abrigas solo a aquellos que logran entenderte y adorarte. Demuestras la verdadera cara de la realidad, oscura y gélida, lista para que soltemos lo que en verdad somos, no hay más que deseo, lujuria y pasión. Tú le das la bienvenida a todos aquellos marginados por la luz de una realidad podrida.

Querida, permanece horas más aquí, acéchame y destroza aquello puritano de doble moral que yace en los alrededores, déjame fluir contigo y caer en la sombra de tu eternidad. 

Fotografía por Bill Dane