Natural disaster

Recuerdo el tiempo en el que nos quisimos. Todo comenzó en verano del 2007 y terminó en otro verano del 2011.

Nunca supe lo que teníamos hasta que lo perdí.

Me gustaba tocar tus manos y el olor que desprendía tu ropa cuando me acercaba para abrazarte. Aún recuerdo el sabor de tus besos y el sonido que hacían las llantas de tu patineta por toda la cuadra cuando llegabas a nuestro punto de encuentro.

Quisiera que esto nunca hubiera terminado. Los primeros meses sin ti fueron difíciles, bueno, en realidad todo este tiempo sin ti lo ha sido.

En mis noches de insomnio y depresión llegué a desear nunca haberte conocido aunque eso implicara que, al no conocerte, no habría algo a lo que llamo “los mejores momentos de mi vida” dentro de mis recuerdos.

Me hiciste pasar por lo mejor, sacaste lo más bonito de mí e hice cosas que nunca creía que haría por nadie y, de repente te fuiste, te perdí, nos perdimos.

Ya no hay nada.

Los años que viví contigo se me fueron tan rápido y los años que he vivido sin ti se me han ido tan lento, casi a cuenta gotas.

No es de mi agrado recordar estas cosas, pero es que por algún motivo me han venido a la mente estos bonitos y nostálgicos recuerdos en esta noche fría de invierno.

Quisiera haber sido yo una de esas tantas víctimas del tsunami, así no estaría sufriendo por haberte perdido. Ojalá hubiera muerto yo.

Te extraño mucho y no hay día en el que no anhele tu regreso, aunque sé que eso no va a pasar.

Te mando todos mis abrazos a donde sea que estés.

Fotografía por Rahadyan Sastrowardoyo