Malicia

¿Cómo nació este local y qué lo hizo diferente desde el principio?
Jav: Malicia nació del deseo de abrir una barra de café con una propuesta auténtica, lejos de lo convencional. Desde el inicio apostamos por cafés de especialidad elaborados exclusivamente con métodos manuales: prescindimos de flat whites, lattes, cappuccinos y de las múltiples opciones de leche —incluidas las vegetales. No hay máquina de espresso; elaboramos espressos manuales. Además de los cafés filtrados, Cyn diseña cócteles que, de forma deliberada, llevan la experiencia del café a un entorno nocturno con espíritu de bar.

¿Qué parte del día, del espacio o del proceso creativo disfrutan más quienes trabajan aquí?
Cyn: Hay varios momentos que disfruto en Malicia: el espacio que construimos —cálido, social y cultural; el proceso de crear cócteles a base de café, frutos de temporada y licores o destilados. Pero lo más satisfactorio es ver la sorpresa y el deleite de nuestros clientes cuando prueban un café o una bebida preparada desde el corazón.

Jav: Cuando preparo café, me invade una paz profunda que sintoniza con lo que deseo transmitir en este ritual cotidiano. Malicia me habla en esos gestos, y yo respondo con mi entera dedicación y hospitalidad a quienes deciden compartir ese momento conmigo.

Si alguien entra por primera vez, ¿qué es lo que no debería perderse?
Si vienes a Malicia, te recomendaremos alguno de nuestros cafés exóticos o un café preparado en cafetera moka. Y si buscas un trago nocturno —o a cualquier hora— no te pierdas el Negroni de Lilith.

¿Cuál ha sido un desafío interesante que los haya hecho replantearse algo sobre el proyecto?
Jav: Adoro las mañanas pero sé que la mayoría tiene poco tiempo para su primer café. Ajustamos nuestros horarios para abrir más tarde y que puedan disfrutarlo con calma. A veces nos salimos de lo que se espera de una barra de café, y justo ahí está la aventura.

¿Qué influencia, idea o referencia sigue guiando lo que hacen hoy?
En el mundo del café, James Hoffmann destaca por su carisma y un lenguaje ameno; desde una investigación constante, ofrece un enfoque práctico y lógico que aplicamos en varias de nuestras recetas.

¿Qué lugar, proyecto o persona los ha inspirado últimamente y por qué?
Ser un espacio cultural nos permite colaborar con diversas energías creativas. La más reciente, Patio Efímero, busca redescubrir espacios —como los patios de casonas antiguas— mediante intervenciones que proponen un recorrido espacial y sensorial por el Centro Histórico de Puebla. La sinergia con esta iniciativa nos abrió puertas a nuevos proyectos e impulsó a los negocios locales involucrados, tejiendo conexiones entre disciplinas: un gran recordatorio de que la unión hace la fuerza.

Si su espacio pudiera invitar a alguien a colaborar por un día, ¿quién sería y qué harían juntos?
Nos encantaría colaborar con el mixólogo Brayan Arroyo (el Vampiro del Centro), gran amigo y mentor, creador de cócteles ya legendarios. Imaginamos una noche maliciosa de mixología con café y buena vibra.

¿Hay algún objeto, rincón o detalle del lugar que tenga una historia que pocos conocen?
Cyn: Malicia atesora varias reliquias —herencias y obsequios de amigos y familiares. Entre ellas están los botaneros donde servimos pretzels: en realidad son flaneras/gelatineras retro, de aluminio en colores vibrantes, herencia de mi abuela materna. De niña me dejaba jugar con ellos: les ponía frijolitos, canicas o sus joyas, y dejaba volar mi imaginación por horas.

Jav: Tenemos unas copas de cristal en tono vino que usamos para cocteles especiales o degustaciones. Fueron un regalo de bodas para mis papás; hoy están conmigo. Creo que encajan perfecto con el espíritu de Malicia.

Si este proyecto fuera una ciudad, un libro o un disco, ¿cuál sería y por qué?
Jav: La música es esencial en Malicia: completa la atmósfera. Para mí, Until the Quiet Comes, de Flying Lotus, conduce una experiencia sensorial y onírica—la misma que el café puede despertar.

Cyn: En mi cabeza, Malicia suena a The Butcher’s Ballroom de Diablo Swing Orchestra. Suelo ponerlo en la playlist: es divertido, teatral, intenso, bailable y “degustable”; swing constante que abre la mente a la experimentación. Algo similar ocurre en Malicia: somos disruptivos, ávidos de explorar nuevos métodos y sabores. Nuestro ritual es un viaje sensorial —de la taza de café a los cócteles, pasando por arte y talleres. Como en The Butcher’s Ballroom, buscamos sorprender en cada tema y en cada sorbo: no saber qué esperar es parte de nuestro juego malicioso.

Respuestas por Javier (barista) y Cynthia (mixóloga), fundadores de Malicia.