Me dijeron que él ya no escribe más guiones, que se ha quedado sin ideas. Su última película fue un detonarse de la mente y ahora, después de la explosión, apenas le quedan neuronas para hacer lo esencial.
Me dijeron que escribe cuentos para pasar el tiempo; que los publica en revistas para adolescentes desesperadas por encontrar su esencia. La gente comenta que sus historias son malas como literatura seria, pero lo suficientemente buenas para hacer sentir a una adolescente algo más que indiferencia, y eso ya es ganancia.
Me dijeron que ya está pensando en hacer su siguiente película, y que será completamente improvisada. Se ha comprado una de esas pequeñas cámaras que los skaters usan sobre un casco y ha estado revisando modelos de cascos para poder instalar la cámara, pero ninguno parece convencerle. Cuando viene a la tienda no cruzo palabras con él, y cuando se va lo único que me puedo poner a pensar es en la película que estará planeando hacer. Mi amigo, que es su vecino, que es quien me ha mantenido al tanto de su vida, dice que probablemente esté pensando en una película de corte autobiográfico, pues le ha escuchado musitar las palabras “cuando era niño” saliendo de su apartamento.
Me dijeron que sufrió un accidente.
Me dijeron que filmó su muerte.
Me dijeron que lo que parecía un accidente, en realidad no lo fue.
Me dijeron que la última película de su vida se titula Epitafios. Mi amigo, su ex-vecino, que ya la ha visto, asegura que salgo en un par de tomas, muy natural, y que la reflexión final le ha inundado los ojos de lágrimas. No puedo esperar para verla.
Fotografía por asketoner
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.