Me rehuso a creer que el amor no se siente de la manera de la cual toda mi vida soñé. Tal vez no quiero ser realista , tal vez no sea como lo creía, pero no quiero renunciar a la idea no al menos resignarme.
Quiero que se sienta como la música que me gusta, que da chispazos de energía cuando más los requieres, que me pone a cantar en el coche en las horas de tráfico, quiero que me recorra el cuerpo y me invite a bailar como lo hago desnuda frente al espejo.
Quiero sentir que puede sostenerme cuando siento que tengo una bomba en la garganta, que puedo confiar en que estará cuando más lo necesite, que no dude un momento que que me cubre la espalda cuando entremos en guerra.
Quiero que se sienta como la expectativa de un viaje que me deseado por mucho tiempo, o cómo cuando despega el avión y el cielo te queda a la par y empiezas a creer que el infinito si existe.
Cómo ese primer bocado de comida después de morir de hambre, o ese trago de cerveza en tarro congelado el día que el calor llego a los 30 grados. Cómo casa, donde puedo estar plena en pijama sin bañar, comiendo cereal mientras veo las caricaturas.
Que se sienta como esa libertad de cuando corres con tus amigos a las 4am regreso a casa después de una noche gloriosa, o al ver el mar a lo lejos para sumergirte después de no estar ahí mucho tiempo.
Me rehuso a creer que el amor no puede ser así, que no existe de esa forma, me rehuso a no encontrar a mi persona. Y bueno tal vez me lleve una vida, tal vez no.
Fotografía por Jocelyn Catterson
Amante del café y de las buenas historias, turista de museos y galerías de arte. Fotógrafa en proceso y escritora de vez en cuando entre inspiración y ocurrencias.