Doy vueltas en la cama pensando qué estaré haciendo dentro de cinco años, cómo le digo a mi amigo que su libro “1968: el año que transformó al mundo” me aburrió. ¿Me dejará de hablar?

De pronto llegas tú a mi pensamiento y dices un dron nos espió por la ventana.

Me he vuelto como un personaje en una película de Charlie Kaufman: vacía, solitaria y rutinaria. Quiero borrar de mi memoria tu rostro, y de paso borrar también el asco que le tengo a los rábanos.

Acostada boca abajo, me pregunto cómo puedes dormir así, cómo puedes seguir conmigo. Cómo puedo permitirte que sigas conmigo.

Y luego: ¿pero por qué no deberías estar a mi lado?

Estás en mi pensamiento un 95%. El otro 5% soy yo misma saboteándome como siempre, de madrugada, cuando estamos cada quien en su cama.

Si hubiera una manera de borrarme la memoria volvería a ti, sin asco a los rábanos y sin ese 5% de auto saboteo.

Tal vez algún día puedas entender que la relación conmigo misma es de odio/amor, que no siempre estoy bien y que quiero seguir pensando en ti como ahora.

Son casi las 6 am, creo que ya puedo dormir.

Fotografía por Richard P J Lambert