En Nueva York, entre los callejones, los tumultos de gente y la basura de los negocios vivia Cartón.
Cartón era un gato viejo, ultimamente se estaba sintiendo algo enfermo y cansado. Los muros a sortear parecian mas altos de lo normal, las busquedas exhaustivas de alimento eran cada vez más debilitantes y el ruido de la ciudad se habia vuelto irritante.
“Acaso estoy muriendo?” Se preguntó esa mañana, “bueno, esta vida ha sido un sueño muy elaborado” concluyó mientras llegaba a su reunion diaria con otros gatos de la calle.
Entre las charlas y la comida surgió la noticia de la muerte de “tuerca” el gato mas viejo del grupo, a manos de un perro guardian.
“Se lo comió sin advertencia, todos sabemos que tuerca era un anciano y se rehusaba a recibir ayuda. Lamento terriblemente su muerte, honestamente, algunos de ellos parecen buenos pero siempre me resultó difícil confiar en los perros” anunció el miembro mas joven del grupo, un carey llamado “bolsita” porque fue encontrado dentro de una bolsa.
Cartón se apresuró a defender a su mejor amigo que resultaba ser un perro “mi mejor amigo en el mundo es un perro y jamas he dudado de el” dijo “daria mi vida por el y estoy seguro que el haria lo mismo por mi”
“Querido Cartón, sabias que los cerdos no pueden mirar hacia arriba? Sencillamente no pueden, por lo tanto nunca ven la cuchillada caer sobre su cuello. Con el debido respeto no seas ingenuo, somos mas inteligentes que eso.”
Cartón se sintió atacado y en otro momento de su vida le habria asestado un certero rasguño en la cara pero estaba algo viejo para esos menesteres, de modo que no hizo nada y se limitó a ignorar al joven.
Mas tarde en la esquina de la avenida donde vivia su amigo, Cartón se sentó a esperar su llegada, recordaba todas las veces en las que alguien quiso adoptarlo y se escapó porque no se sentía capaz de llevar adelante una vida como esa “nací en la calle y morire en la calle” decia siempre en las reuniones, al ser algo viejo ahora cosecha mas miradas de lastima que de ternura, pero le es irrelevante, nunca necesitó de los humanos para sentirse bien consigo mismo.
En la distancia ve llegar a su amigo Gunnar, una especie de pastor aleman con las patas traseras más altas de lo normal. “Hey! Colega!” Grita Gunnar lleno de jubilo al verlo.
“Hola perro estupido” le contestó  Carton. “Quieres ir al parque?” preguntó Gunnar “escuché que colocaron un nuevo contenedor de basura por si quieres un snack”
-no, lo siento, no estoy de humor.
Hey que pasa colega?
-alguna vez pensaste en comerme?
Dios, no, por que haria eso?
-no lo se, te he visto comer a otros animales y el viejo tuerca murió asesinado por un perro guardian hace un dia y me lo pregunté.
Cartón, eres mi mejor amigo, ambos sabemos que cuando hice esas cosas fue por necesidad. No me gusta comer cosas que se defienden, por otro lado, ambos fuimos criados por gatos, a pesar que me hayan echado por ser perro no les guardo rencor.
-Tienes razón. Lo siento.
No hay problema colega, que quieres hacer hoy?
-La verdad quisiera ir a casa (como el llamaba al recoveco en el que dormia tras la estacion de policia)
He estado sintiendome algo enfermo, creo que mi tiempo aquí está llegando a su fin.
Gunnar se quedó en silencio y cartón prosiguió: tengo dificultades para moverme, ya no es como antes y me duele la barriga como nunca. Escucha, cuando muera, vas a encontrarme en casa, necesito que me lleves al parque durante la noche y me entierres al lado de mi arbol favorito, ya sabes, el que usabamos para jugar cuando eramos niños y les digas a los muchachos que he muerto, quiero que hables en mi funeral pero no quiero que llores, no seas un tonto. Se que ustedes los perros son demasiado sentimentales para su propio bien.
Si ves a bolsita, dile que lo sientes, incluso si no lo sientes realmente. Todos sabemos que no fue tu culpa que su hermana muriera aquel dia en la estacion de trenes. Será el primer paso, No quiero que llegue a la vejez sabiendo que fue un idiota todo el tiempo, como yo.
Gunnar, no es tarde. La proxima vez que el carnicero Héctor te lleve a su casa, no te escapes. El necesita un perro y tu vas a necesitar otro amigo, especialmente ahora que eres igual de viejo que yo hehe.
Cartón se dio vuelta y se fue, Gunnar estaba atónito y titubeo demasiado para poder decir algo, cuando dijo “cartón”, el gato ya estaba lejos.
Mientras Carton caminaba comenzó a sentirse inmensamente enfermo, paró a descansar varias veces en el trayecto porque su cuerpo se lo pedía. Al llegar a su hogar ya estaba mareado y al borde del colapso, vomito y cayó sobre su vieja manta, sus ojos parpadeaban cada vez más lento, su panza le dolia y al respirar tenia espasmos de dolor.
La aceptacion del final habia concluido, la muerte se habia vuelto una posibilidad tangible, casi un hecho ya.
Y así, rodeado por la noche, los ruidos de la ciudad, el resplandor de la luna y una leve brisa calurosa que se adentraba en su caja, cartón cerró sus ojos.
La mañana siguiente, Gunnar se despertó preocupado tanto que pensó que si lo que Carton decia era verdad, el tenia que cumplir aquello que nunca prometió pero que sabia,  debía hacer.
Hector el carnicero inició su dia rutinariamente, saludar a su esposa, desayunar con ella, llamar por telefono a su hija y escuchar en la radio las noticias de la mañana eran las cosas que hacia siempre. Solo que esta vez, al salir por la puerta de enfrente para buscar su auto se encontró con su esquivo y errante perro adoptivo, Gunnar.
Se acercó y mientras lo acariciaba en la cabeza le dijo: Hola compañero, vas a venir conmigo hoy?
Gunnar lo siguió hasta el auto y fueron a la carniceria. Al llegar, la hija de Hector estaba en la vereda, visiblemente preocupada. Hector profirió un comentario de molestia que a Gunnar le hizo gracia “niña de porqueria” fue lo que Hector dijo.
La chica hablaba a los gritos para explicarle a su padre lo que sucedia, Gunnar juzgó irrelevante lo que la chica decía puesto que tenía cosas más importantes en las que pensar, como ir a ver a su amigo que podria estar muerto en ese momento.
De repente los gritos de Hector estremecieron a Gunnar “ve a buscarlo!” decia, “eres mi hija, eres inteligente, puedes resolver esto sola, no me necesitas, se que vas a estar bien!”
La chica salió de la carniceria apurada y miró a Gunnar por una fraccion de segundo. El sintió algo inconmensurable e indescriptible, debia ir con ella, caminaron por algunos minutos, ella le pidió a Gunnar que regresara, pero era terco como todos los perros y las mulas, unas cuadras más adelante lo supo, estaban dirigiendose a la estacion de policia.
Y allí estaba, tras el estacionamiento, en su caja, solo durmiendo. Al abrir los ojos se sintió sorprendido, no habia dolor, el sol parecia brillar afuera y el ruido de la ciudad era el mismo de siempre. “Mierda, morir es bastante parecido a estar vivo” pensó Cartón. “Vas a venir conmigo” escuchó desde afuera, al mirar con atención observo a Gunnar junto a una joven que se agachaba a devolverle la mirada. “Hola viejito, estas enfermito?”
Algunas idas al veterinario despues, resulto ser que a pesar de ser un viejo, Cartón no estaba muriendo, solo habia comido algo malo que le provocó una fuerte indigestion.
Sus últimos años de vida fueron pacíficos y estuvieron llenos de amor y afecto, vio los primeros años de vida de un niño, a quien cuidaba y amaba, tenia una familia, por primera vez en su vida. Sucedió tarde pero con seguridad. Tras su muerte, un retrato suyo fue colocado en su arbol favorito del parque, con la siguiente frase: “para un viejo amigo.”

Fotografía por Cleo Thomasson