De alguna manera llegaste a mis seguidores, unos días después vi una foto tuya, llamaste mi atención. Una chica guapa, amante de los animales, de la música y del cine. Al menos eso intuí por tus fotos, y la información de tu perfil.

Me obsesioné contigo, con lo maravillosa que me parecías a través de la pantalla. Hacías que me sintiera diferente, que me dieran ganas de conocerte más, de enamorarme de ti. Viajé tan lejos en sueños, imaginé tantos momentos a tu lado, que de pronto sentí que eras mía, y me convencí de que tu querías que yo fuera tuyo.

Pasé al menos dos días debatiendo si enviar ese mensaje o no, al final ganó mi intento de valentía y me decidí.

La plática duró algunos días. Wow, cada vez que sonaba el teléfono aparecía esa luz  en mi rostro que sólo deja una ilusión. Cada vez me sentía más cerca de ti, esperaba que sintieras lo mismo, desafortunadamente me temo que no.

Dejaste de responder, dejaste de ver mis historias de Instagram, ya no le dabas like a mis fotos, ¿qué había hecho mal?.

Hoy, a la distancia, pienso,  no sé si sea amor, si sea una obsesión pasajera, un sueño imposible, Sólo estoy seguro de una cosa, es una situación tan incierta, un mundo de posibilidades diferentes, una forma de conocer a alguien que realmente no conoces, es… un amor digital.