Cuerpo creciente, valiente,
latente, cuerpo
pensante, que siente y
que late,
que ríe, siente y piensa a
cada instante.
Que llora y se posa en noches alternas y que no cae en lo que fue, que no se deja ver mal,
cuerpo que de a poco permite que lo vean llorar, disfrutando gritar y bailar por la alegría de estar acá.
Un cuerpo que tiembla de nervios, que observa los cielos, que sueña profundo y camina ligero.
Cuerpo que imagina un amor latente y presente, que fuerte, anhela un
hombro sobre el cual sostenerse.
Soy cuerpo que crea y se inventa lo que siempre quiso hacer,
cuerpo que insiste, que rompe y se rompe al cual ya nada malo le podrá sorprender.
Somos cuerpos expuestos a lo incierto del tiempo,
cuerpos que guardan recuerdos de lo interno y lo externo.
Somos muestra presente del paso del tiempo, seremos marcas, manchas y arrugas de lo
vivido y del recuerdo.
¿Cuántas veces te has arrepentido por no mirar a los ojos y no decir un te quiero?
Y es que el tiempo se pasa y el cuerpo sigue viviendo.

