Se siente muy raro cometer un error, sobretodo cuando tu error lastima a otros.
En el estómago empieza a girar una esfera de energía regañona que se expande a las extremidades y si no le pones resistencia sale por los lagrimales como agua puerca. Si te resistes te vuelves lodo y pantano. Ogro malvado.
Cagarla monumentalmente te muestra la cara monstruosa que todos tenemos y que se refleja en los espejos cuando actuamos sin conciencia y traicionamos lo que amamos.
¿De qué color es la traición cuando eres tú quien la comete?
La mejor manera de asumirse monstruo es viendo esa cara a los ojos. Reconocer esa parte de ti. Enojarte con ella. Dejar que el agua puerca salga y limpiarte. Aceptar el dolor de saberte monstruo.
Entender que tampoco puedes matarlo, la sombra no se mata, se integra. Esa cara horrible que vive dentro de todos siempre va a estar ahí. El error no va a dejar de existir. Supongo que lo que queda después de cometerlo es lo que hacemos con él. O lo seguimos alimentando, maquillándolo, evadiéndolo o lo integramos y aprendemos de él para no repetirlo, para que los nuevos errores sean otros que nos lleven a elevar la luz, la parte que también tenemos todos donde al vernos al espejo somos una hermosa hada.
Ver el error como una nueva posibilidad y no como derrota.

Escribo. Tengo un centro cultural @heladooculto.
Tour / Personal manager.
CM. Imagen Pública.
