Eres espejo

Han pasado días de quietud y reflexión acerca de mi lugar en este vasto universo, he dejado en cada exhalación un trozo de mi alma, una pizquita de corazón en cada momento. No le temo realmente a perder mi lugar en la vida de quien me acompañe, le temo más a que esa persona ya no tenga el lugar que le he dado en mi vida. No lloro porque a tropezones me entero realmente de que el mundo de fantasía que me había construido no es más que eso; lloro porque lo que antes me hacía sentir desde la capa más externa de mi piel a la fibra más interna de mi esencia, ya no me hace sentir.

Ya no siento… ¿Me sirve de algo hacerme consciente de esto? Más allá de entender mis razones, sigo paralizada. Mi corazón se detiene como si buscara que le revivieran con emociones fuertes, un empujón ¿hacia dónde? Voy en un sube y baja de emociones, cabalgando los segundos, deslizándome sobre los días. Voy en una nube de pretextos intentando surcar los mares de la nostalgia y sé que no te enteras. No te enteras de nada.

Vuelvo a escribirle a una idea errónea que tengo de nosotros, seres que no comprendo, que se van desvaneciendo en mis sueños, pero siempre hay un nuevo comienzo, el renacer de las luces que seguimos como si de guías se tratara. Consumo mi tiempo sin entender si esto importa o no tiene importancia alguna. Hablo por hablar con quien quiera escucharme, escucho para perderme en otros mundos que no son este que me he pintado para darle sentido a este cuerpo.

Me gusta perderme en mundos que no comprendo del todo, aventurarme y descubrir el porqué de todo lo que allí encuentro. Me gusta imaginar el tiempo y camino recorrido por esos otros cuerpos que se fusionan con el mío. Ilusiones de un total entendimiento y una conexión más allá de todo lo experimentado. Me gusta pasar mi tiempo intentando adivinar sus próximos pasos, jugando a que soy ellos y ellos están en mi posición.

Quiero cambiar los colores que rodean mis pensamientos, quiero escupirle al mundo un poco de rojo pasión. Dibujarte un par de sensaciones en el rostro, ponerte un par de lentes y que me veas nuevamente. Eres espejo de este cuerpo, te mueves al ritmo de mis pasos, lato al ritmo de tus latidos y por eso temo.

Fotografía por Pierre Wayser