Ella se llamaba Edith. Alta, morena, ojos color miel, cabello castaño y muy lacio; le gustaban las películas románticas, la cerveza, conducir de noche y las carnes en su jugo. Era muy agradable a pesar de que era muy obstinada.
Edith falleció hace un mes a causa de una enfermedad con la que tenía mucho tiempo lidiando. Había estado sometida a varios tratamientos, finalmente su cuerpo no pudo con todo y colapsó.
Se fue de la manera más pacífica e indolora posible. Valentín, mi amigo, dice que solo le sonrió un poco, cerró sus ojos y su corazón dejó de latir segundos después. Las enfermeras lo sacaron cuando las máquinas comenzaron a sonar.
Desde ese día Valentín ha permanecido en un estado de shock/ depresivo, que no sé cuánto tiempo más dure, últimamente ha estado peor. Lleva días sin ir a trabajar, no ha comido ni dormido mucho y por su olor asumo que tampoco se ha bañado en varios días, lo cual es preocupante.
Él llora todo el tiempo, habla de ella mientras sostiene una pequeña caja con un anillo adentro. Le iba a pedir matrimonio a Edith apenas se recuperara un poco y pudiera salir del hospital. Ese día nunca llegó.
Recuerdo cuando lo acompañé a comprar el anillo al centro joyero, estaba super entusiasmado, había ahorrado casi todo un año para poder comprar ese anillo en tono rose gold con un diamante de buen tamaño, decía que ella se merecía eso y más.
A veces lo veo ahí en el sofá llorando y me pongo a pensar en que no hay nada que yo pueda hacer o decir para que esté mejor. Pero aunque no le diga nada siempre estoy ahí para escucharlo. Me ha contado la historia de cómo se conocieron una y otra vez, aún recuerda la ropa que ella tenía puesta ese día. Se me rompe un poco el corazón cada que él cuenta esa historia.
Me gustaría poder decirle que ella está en un lugar mejor, pero prefiero no hacerlo, soy de las que creen que después de la muerte no hay nada, y él lo sabe, así que prefiero solo escucharlo.
Valentín me dice que después de Edith no habrá nadie, solo quiere estar con ella de nuevo, sinceramente me preocupa que se vaya a suicidar o algo así.
De vez en vez mira hacía la nada y sonríe mientras me cuenta de sus aventuras con Edith, dice que una vez bebieron tanto que terminaron hablando de feminismo y que al día siguiente ella le cocinó como desayuno las mejores quesadillas que ha probado en su vida.
Dice que recuerda su aroma, y que a veces si se concentra mucho pero mucho, puede escuchar su voz a la perfección dentro de su cabeza, mientras me cuenta todo esto él llora muchísimo.
Hace días la mamá de Edith, doña Lucía, vino al depa para entregarle la mitad de las cenizas a Valentín, dijo que podía hacer con ellas lo que quisiera. Él quiere ir a arrojarlas a Holbox, no sé si eso es legal, pero está planeando el viaje. A ella le gustaba ese lugar, Valentín quería llevarla ahí para su luna de miel, creo que es por lo que decayó estos últimos días.
Él cree en que todos los seres reencarnamos, así que no pierde la esperanza de volverse a topar con Edith en otro momento, solo espera que sea pronto.
Ojalá lo haga, Valentín es mi amigo desde que estamos en la primaria, lo había visto enamorado, sé que había amado antes, conocí a todas sus novias, él tiene casi 30 años. Pero nunca lo vi tan enamorado como cuando conoció a Edith, se entregó tanto y con tantas ganas. Ella ya no está, pero él la sigue amando.
No sé si Edith pueda sentir, ver o saber por lo que está pasando Valentín, reitero que yo soy de la idea de que después de la muerte no hay nada, pero si existe algo, ojalá se encuentren de nuevo.
Ellos no eran perfectos, cuando se conocieron se dieron cuenta de que eran distintos, varias veces los vi tener problemas, pero siempre sabían cómo arreglarse. Con el tiempo, paciencia y mucho amor se hicieron a la forma del otro y lograron encajar imperfectamente bien, no sé cómo lo hicieron. Sabían que no eran perfectos y creo que ese era su poder.
Ahora Valentín atesora como nunca los recuerdos sobre todo lo que pasó junto al amor de su vida. Le pide a dios todos los días olvidar todo, menos su historia con ella, su corazón se fue con Edith para nunca más volver.
Fotografía por TolikTolik TolikTolik
La vida es una constante de desgracias, siéntate a leer.