En algún lugar del tiempo

En algún lugar del tiempo te sé.

Te sé entero, derecho y de cabeza.

Sé tus formas y tus lados de memoria.

La medida exacta de tu imperfección.

Te sé y te recorro. Te imagino y vivo. Te respiro.

Y cada instante tuyo va creando mi recuerdo, un diamante; tu anhelo.

En algún lugar del tiempo te veo.

Sí, te veo. Y sé que tocas notas tristes en las noches de hielo y fingís por las dudas, la risa, no se vaya a notar, pequeña hermosa debilidad.

¡Pero que bien te queda la mentira, ira!

Te supongo loco, ¡ay! de pelo largo suelto y Rock n Roll.

Con tu cigarro en mano, Barry White al mango y sé que no vas a ningún lado. No caminas sin mi brazo de lado.

Podes inventarme razones, cualquiera, que todavía leo en tus labios, que me susurran algo, que me susurran.

¿Cuál es el límite de una imaginación errante, inquieta, terca, interminable? El limite mismo del más loco amante.

El limite de una tristeza inmensa, por saberte ido amor, perdido. El limite mismo de un dolor que no es mío.

¿Y  cual es el límite de una esperanza amarga, que no sabe apaciguarse y de esperar se cansa, que tropieza en cada esquina y en un suspiro pierde la calma?”

 Pero volvés otra vez con tu mirada enamorada y yo que no entiendo nada, no tengo más amor que dar.

-El tiempo es el único-me dijo. El único que sabe que hacen falta días para olvidar. Días de frió tibio y soledad. Días de noches largas, sin sol, sin alba.

Mas ¿qué sabe el tiempo? que se hecha a volar en cada esquina, amor, como si fuera dueño del viento, y ¿qué se yo de todo esto? Si te preste hasta mis ojos y no supiste verme nunca, nunca como yo.”

Fotografía por André van Tonder