Empate técnico

Acá otra vez, reportándose mi insomnio.

O la ansiedad.

Debería saber? Bueno, no lo sé.

Otro de mis dones obsoletos, de los cuales soy muy virtuosa, es el hecho de pre ocuparme de todo.

Nunca fui una persona de tener miedo. Últimamente me sobran, tengo hasta para alquilar. Tengo miedos que no son míos, alguno que otro que tome prestado. Alguno heredado, seguro también. Otros que me dejaron, porque alguien más ya no lo soportaba pero que se acoplaron de maravillas a la mochila que me cargué.

En introspección, de la que me gusta aunque últimamente vengo evitando, me fui dando cuenta que no son tan fáciles de abandonar. No me los puedo simplemente quitar, por más desafío prometedor que parezcan. Compito conmigo misma, otro don obsoleto más: competir todo el tiempo en una espiral sin sentido con cosas y/o personas idealizadas, hasta que me proclamo campeona o dejo que me hagan cenizas. Y así voy, con mi contador moviéndose constantemente con números que suman y restan, aunque al final del día la mayoría de las veces culmine en un insoportable ‘empate técnico’.

Fotografía por Patrick Liebach