Lleva por nombre mía,
tiene teñidos mis besos y mi escritura.
Ella se llama noches sin sueño,
tiene en entre sus palmas latidos de mi pecho.
Es inevitable recordarla los días fríos,
cuanto quisiera tenerla conmigo.
Ella se llama hambre, hambre de amor,
de darle un viaje a lo desconocido.
Lento como cuando vuelan los días,
bella como la primera luz de luna,
frágil como porcelana,
de tierna voz y ojos de miel.
Ella se llama lo que más amé,
pero sé que aún vivo entre sus ojos,
muy lejos, quizá; casi sin darse cuenta que soy yo,
entre sus recuerdos olvidados.
Me envuelve su sonrisa, aunque sea para otro,
ella se llama 20, del mes agosto
prefiero que lea un texto que bien sabe que es para ella.
porque sabe que aún se llama libertad.
Aún que se encuentre lejos,
ella se llama como el sonido de las olas,
suena como melodía febril o como canto de silencio
como lo que amo o como lo que temo.
Ella se llama como mis versos la nombraron..
¿Puedo extrañarla siempre? o ¿hasta donde se me cura la agonía?
Hasta que amanezca de un día oscuro o de nuevo me sonría…
Fotografía por Amanda Aura
Y puedo ver el brillo de tu amor detrás de esa mirada, puedo sentir el filo del dolor que esconden las espinas…