Desperté.
En medio de una realidad paralela.
Y pude escuchar los pesares de una ciudad triste.
Replicando un eco impertinente,
imperceptible,
que contaba la profundidad de los días.
Los fantasmas acechaban,
auguraban,
y percibían sin tapujos el encierro inminente.
Con recuerdos ambiguos y las calles vacías,
las emociones se fraccionaban entre rincones atolondrados,
emancipados,
desapercibidos.
Dejándose.
Caer.
Fotografía por Eduardo Pedro Oliveira
Supervillana, méxtasis de provincia.
Redactora creativa jr.