Dos horas que se volvieron eternas

Imploré ese tiempo y con suerte me fue otorgado, pero lo desaproveché, no supe reaccionar ante todo lo que tu esencia provoca en mi. Probar tu piel al estar encima de ti, anhelando ser sometida, que me dominaras como sólo tu logras hacerlo…la estrategia erótica que tanto presumí había cedido ante la guerra interna entre mi vergüenza y mis miedos, nada funcionó.

Ante tal derrota, vino a mi mente el que hoy no tenías ganas o no fui lo suficientemente mujer para lograr que te excitaras, lo único que me llevo a casa son heridas en el alma, esas que no será tan fácil curarlas pues me diste esas dos horas y no supe aprovecharlas.

Fotografía: Lee Chang Ming