¿Cómo aprendí sobre el desapego?
Gastándome los ahorros de un año en una aventura de dos días con un vago adicto al crack que fingía ser brujo y estafaba a la gente “leyéndoles” el tarot, que resultó ser asesino buscado desde el 2011 y amenazó con vender mi alma al diablo y ante esto sólo pude contestar:
Haz lo que quieras, no importa, igual no la estaba usando.
Fotografía por Martin Canova
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