Y había sido cautivo de mis propios errores, fui el prisionero que buscaba la libertad de entre las sombras para así volver a defraudar mis aires de autonomía, que precipitados en busca de atrapar la vida con una sola mano desgarraron mis alas para no poder volver a volar.

Cada que salía de las tinieblas terminaba claudicando y me volvía esclavo nuevamente de la eterna oscuridad que parecía se había convertido en un lugar donde podía estar tranquilo, en paz, era mi hogar.

Basé mi existencia en el coraje de mi ser, intentando conquistar un mundo que está gobernado por un papel, luché interminables batallas para llegar a la cima, pero cuando llegue solo encontré la desolación pura, las mismas tinieblas que había dejado atrás estaba ahí, será que ¿esto no tiene cura?

Atado a las cadenas de mis resentimientos, el odio y la ira eran compañeras continuas de mis pensamientos que morían por ser expulsados al mundo exterior, contenidos por la pureza de mi alma noble y la gracia de querer ser un buen hombre, los use cual motores para llevar a mi alma a lo más alto antes de ser succionado por el más grande agujero negro, el fracaso.

Pero yo seguía ahí, dentro de las tinieblas ingobernables de mis pensamientos, acosado noche tras noche por esos demonios que siempre están hambrientos, golpeado y mutilado por callar muchas veces lo que siento.

Supurando veneno por todo mi cuerpo, cada intento fallido de mostrarme al mundo como soy terminaba conmigo todas las noches en esa cama, pensando que en realidad no valgo y que no lo merezco.

De mis memorias se borraban aquellas victorias que elevaban mi ego y fortalecieron mi orgullo hasta ser considerado un ser lleno de luz, de esos que pueden iluminar senderos oscuros con tan solo caminar.

Había perdido la fe en el mundo, creí que todo esto que hacía era absurdo, maté mi esperanza por conseguir lo más burdo, mis sueños se convirtieron en ambiciones y es ahí donde perdí mi rumbo, creí que la aceptación de los más grandes me devolvería la esperanza rota y la fe vacía que le faltaba a mi mundo.

Mis demonios por fin lo habían logrado, después de tantos años lograron derrumbarme o solo será que esperaron el mejor instante para poder darme la estocada final y así poder enterrar mi alma, tan maltratada y tan golpeada, que con el pasar de los años ya estaba demasiado débil como para poder volver a levantarse a pelear.

Terminé… Tirado con la cara al cielo, la lluvia golpeando mi rostro, esa lluvia fría que ocultaba mis lágrimas llenas de dolor, esas lágrimas que hacía mucho que no sacaba, de mi interior brotó toda esa tristeza y dolor que había contenido en mi pecho como si hubieran abierto una caja de pandora, donde todas las maldiciones que tenía contenidas salieran a la luz para destruir mi ser.

Ya no había nada que hacer… perdí todo… No había más que hacer que arrastrar mi alma sin vida por el lodo, llenándola de ese fango que cuesta mucho quitar, sin saber qué nuevo rumbo tomar, no sabía si protegerme de la lluvia o dejar que ese frio me cobijara para así poder seguir avanzando.

Quería reparar todas esas heridas y curarlas poco a poco, pero aún no sé cómo, sigo buscando un nuevo sendero donde pueda vagar por un tiempo por la oscuridad dentro de su infinita nada o lo ideal será no moverme por un tiempo y quedar a la espera del encuentro final con mi amada soledad.
Me encuentro perdido, no sé cuál será ahora mi destino, por un momento pensé que ya todo estaba definido y de la nada todo dio un tremendo giro, terminé destruyendo todo lo que había construido y el mundo se vino abajo como si un terremoto me hubiera sacudido y ese castillo que construí con promesas e ilusiones terminara en escombros y yo debajo de todas esas ruinas que ahora son un peso demasiado grande que no puedo levantar.
Ahora solo queda vivir dentro del olvido y pagar mi condena que yo mismo forjé, intentando construir una vida con la cual siempre soñé pero que tengo muy claro que jamás conseguiré y que con mucha honestidad me canse de buscar.
Sacaré el pecho frente al viento, limpiaré mi rostro que de llanto estaba lleno y aunque las heridas sigan abiertas, continuaré… a donde… aun no lo sé, lo único que sé es que… nunca me rendiré….

Fotografía por asketoner