Ya lo cantaba Selena: “No me queda más”. Y sí, no me queda más que mirarte de lejos, escuchar tu risa a lo lejos y al mismo tiempo escuchar cómo se rompe mi corazón poco a poco.
Me dijiste que no ibas a dejar de hablarme, pero me evitas, me ignoras y solo me saludas a lo lejos, como si fuera un extraño, solo respondes mis mensajes (a veces).
¿Qué se puede hacer en esta situación?
¿Qué se hace con todo este cariño que era para ti?
Te pienso, te hablo en mi mente y te escribo cartas que nunca vas a leer, mensajes que nunca envío, porque ya te lo había dicho una vez: “hasta las palabras se cansan de no ser escuchadas, las palabras se cansan de no ser leídas”.
Te quiero y no sé qué hacer.
Y aunque suene estúpido, aún te sigo esperando.
Aún te sigo queriendo. Y lo sabes. Sí lo sabes, pero debo aceptar que tú a mí no.
Y debo aceptar que me has olvidado.
Quisiera que lo hubieras escuchado de mi voz, mi voz tan cansada y gruesa, pero no estoy seguro de que te vuelva a ver, así que las letras te dirán adiós.
Solo espero que seas feliz y te vaya bien en la vida.

“Esta espera inenarrable, esta tensión de todo el ser, este viejo hábito de esperar a quien sé que no va a venir.” – Alejandra Pizarnik.