Solo hay una diferencia entre la plata y el oro y eso solo se distingue al mirarlos brillar. Acercándote de frente fue como haber visto tu cara un millón de veces antes, y llegaste, como un viento recio en una tarde lluviosa al pie del mar; y lo peor es que sabemos todo tiene un plan. Los días son cálidos y el brillo del sol hace que contrasten los colores aún más que de costumbre, por la noche solo podemos ver las sombras nítidas de las cortinas por la luz de la luna y nos percatamos fugazmente en que quizá un fuerte abrazo al final del día es lo que todos necesitamos. Pero la mayoría nos conformamos con un taza de café por la mañana, para sin no saberlo; simplemente no despertar.
Fotografía por Anna Paola Guerra
Debajo de una palmera; recostada en la parte trasera del coche, en el asiento delantero coreabas nuestra canción favorita. Sabías que era el final, ahora sabes que odio los cambios.