Le gritaré al silencio que no me importa un carajo, es bueno recordar un poco para no descarrilar mi vida de nuevo, es bueno vivir el sentimiento original que me causó aquello, para no volver a caer. Y no solo para no sufrir de nuevo, hoy me duele más el arrepentimiento que lo que me dolió cuando todo pasó, estaba anestesiada de no sé qué, quizá necesidad de algo que quería obtener hace mucho; y ahí estaba el problema, la estúpida de necesitar algo que realmente no necesitaba… y me llevé una gran decepción, nada era como siempre creí, ni siquiera yo. Obtuve todo y después ya no lo quise, fui y soy egoísta, lo admito. No solo dañe un corazón, dañé más, aunque fuera solo un poco, y está mal. No supe ni sabré si realmente era algo que tenía que vivir por experiencia o forcé todo. Sólo sé que conocí la inseguridad, el miedo, la frustración, los celos, y he estado aprendiendo bastante de ello; es lo más estúpido que he hecho, quizá lo único. Pero me ha hecho madurar y ver lo que realmente quiero en mi vida; no volver a ver mi vida perdida en calles, en un bus ebria, añorando algo que yo misma alejé adrede, siempre dolía, anestesia, besos, alcohol, tabaco, mierda emocional y ojos rasgados en mis sueños. No suelo arrepentirme de nada, creo firmemente en el destino, todo esto ya estaba escrito por el escritor más dramático y malvado que la vida pudo contratar, pero me arrepiento de haber seguido las lineas tal y como el autor las describió, ¿pero si no, cómo hubiera aprendido tanto y dónde hubiera rosado la punta del infierno?
Fotografía por Martin Canova
Hola, soy Alezú Hernández tengo 17 años y vivo en México.
Como todos (o la mayoría) suelo escribir, y quiero compartirlo aquí.
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