El día que sucedió me levanté del lado derecho de la cama. Me di cuenta de que era la primera vez que lo hacía porque tuve que rodear toda la orilla de la cama para llegar a la puerta, cuando levantándome del lado izquierdo sólo debo caminar derecho. ¿Era una señal? Había tenido un sueño extraño, pero lo había olvidado pronto. Dos segundos atrás estaba seguro de recordarlo todo, supongo que eso sucede cuando te levantas del lado derecho de la cama.

Cuando iba a bajar las escaleras comencé a notar que estaba dudando de todo lo que hacía. ¿Normalmente me sostenía del lado izquierdo o derecho para bajar las escaleras? Me quedé pensando 10 minutos cuál sería el lado correcto. Decidí que el izquierdo.

Después fue el desayuno. ¿Qué va primero, la leche o el cereal? ¿Tomaba mi jugo antes o después de desayunar? ¿Me tenía que haber bañado antes de bajar o siempre lo hacía después?

¡Mierda! Estaba muy confundido. Mil preguntas distintas, mil maneras distintas de hacer la rutina, y no sabía cuál de todas era la que tenía que seguir. Aterrado subí las escaleras, me metí a la cama de nuevo, cerré los ojos, los abrí y me levanté de nuevo, esta vez del lado izquierdo de la cama.