Al otro lado del ovillo

Teje, teje araña en compás,

comienza el entramado,

el cruce de hilos,

elige de seda o cáñamo el inicio.

 

No me turba tu pereza o capricho,

reta mi voluntad,

que el raciocinio,

disminuye mi veleidad.

 

Cuatro caminos son,

dos con final feliz,

dos funestos,

al agua abreva el animal.

 

Los brazos que arrullan no elegidos:

El cuento comienza bien (la sonrisa y cordura),

la historia principia mal (el esfuerzo y la paciencia).

Para toda primera página,

final feliz si a tiempo se ve,

lo que es, y no es…

Oh, celestial sapiencia, que,

si te me posas temprano,

lo mismo a la luna me llevas que,

el que impulso tuvo.

 

Y así los otros dos,

siendo que comienza negro o blanco, opongo yo mi insensatez,

¿de qué sirvió el regalo?

La vida es un juego puntilloso…

Mi temperancia un comodín.

 

Fotografía por Jocelyn Catterson