Llevo un acuario
instalado en los ojos.
Hace tiempo que dejé
sin alimento a los peces.
Flotan sus cadáveres
hinchados,
unos
de costado,
otros
lomo abajo.
Su ausencia me afecta;
muertos
abrieron una grieta
en mi campo de visión.
Hay quien me pregunta,
preocupado
por mis ojos sin vida,
si he llorado.
No he podido
derramar lágrimas;
fantasmas acuáticos
minan mis pupilas,
obstruyendo la fisura
por la que habría
de llorar.
Fotografía: mosthvost
(1990- ¿?). Gestor cultural, bibliómano y colaborador constante de publicaciones digitales.