Llevo un acuario

instalado en los ojos.

Hace tiempo que dejé

sin alimento a los peces.

Flotan sus cadáveres

hinchados,

unos

de costado,

otros

lomo abajo.

Su ausencia me afecta;

muertos

abrieron una grieta

en mi campo de visión.

Hay quien me pregunta,

preocupado

por mis ojos sin vida,

si he llorado.

No he podido

derramar lágrimas;

fantasmas acuáticos

minan mis pupilas,

obstruyendo la fisura

por la que habría

de llorar.

 

Fotografía: mosthvost