Ojalá estuvieras aquí rompiendo con la estúpida manía de escribirte sin que me leas, porque jamás lo haces y en cambio te vas, te vas a esos tugurios de mala muerte donde siempre aseguras se está más cerca de la gente auténtica. Yo ya no sé si esta vez pueda reunir las fuerzas suficientes para salir en tu búsqueda, perdí la cuenta de los recados que dejé escondidos para ti, mientras que la señora de aquel polvoriento bar termina siempre por cobrarme tus cuentas pendientes.
Ojalá y no estuvieras, ni aquí, ni en ninguna parte.
Fotografía: Franco Carino Zanotti