Puerta cerrada

Hacer lo correcto duele tanto cuando te gusta lo que es malo para ti.

Me sostengo de todo aquello para no salir corriendo a buscarte. Amarro a la parte de mí misma y la arrojo en un cuarto, cierro la puerta con llave, para que no gane ese impulso. Repito incontables veces “no” cuando pienso en qué hubiera pasado.

¿Y sí me hubieras amado como yo? ¿Era cuestión de tiempo para conseguir que me perdonaras? ¿Me extrañas tanto como yo a ti? ¿Nuestra vida juntos hubiera funcionado? ¿Hubiéramos tenido la casa que soñamos y el hijo que esperábamos? ¿Seríamos felices?

Y ahí, en ese momento, donde casi regreso llorando a ti, me veo amarrada sin poder moverme en un cuarto con una puerta cerrada, en la que se escucha que alguien le pone llave.

Fotografía por Bryson Chisholm