Para mí, de mí

Me negaba a levantarme, me negaba a salir del fondo, me negaba a pisar firme, me negaba a reír, me negaba a ser feliz, a vivir y disfrutar, a ver el lado positivo de todas las situaciones negativas y tristes… Hasta que por primera vez, oré por mí, pedí paz y tranquilidad para mí. Me honré y prometí quererme, amarme y respetarme por el resto de mis días, hasta que la muerte me separe de éste mundo terrenal por los siglos de los siglos.

Amén.

Fotografía por Juliette Cassidy