Otro sueño le contaba a mi papá que tenía arrebatos de pánico porque te enterarás que escribía los sueños donde te me aparecías. Le confesaba mi afición por las niñas fresas y no me creía. Nunca tuve un “Mi Amor” como tú, y tenerte era como jugar serpientes y escaleras. Me invitaron a un congreso de ornitólogos y un amigo tuyo contorsionista estaba sentado en la primera fila. Me armé de valor y le pregunté si ya sabía sobre nosotros. Extrañado comentó que “nosotros” era un término muy abstracto, demasiado político y a pesar de que le gustaba la idea de que todos fuéramos “nosotros”, reconocía que las avispas tenían una reina. Impactado, me cagué. Traté de que quienes estaban a mi lado no se dieran cuenta. Pero entendí que tú lo sabías. Por suerte te acercaste hasta el pódium y me sacaste de ahí. Me limpiabas el culo con la mano. “No huele mal”, decías, y me untabas un poco en los labios antes de besarnos. Un mago sacaba su conejo del sombrero. Un arco de fuego se tendía sobre nosotros. El mago entonces nos dijo: “Y serán el uno para el otro”.

Licenciado en Literatura Latinoamericana (UIA) y pasante de Maestría en Etnomusicología (UNAM). Formó parte del consejo de la revista “El poeta y su trabajo” dirigida por el poeta argentino Hugo Gola. Fundó y dirigió la revista “Mula Blanca”.