• Palpitaciones

    Palpitaciones

    Roberta observaba palpitar su ranita. Una, dos, tres palpitaciones. Un temblor súbito, violento, irracional. La verdad es que la miraba porque pensaba en su chocho. Se parecían demasiado. Así igual le palpitaba cuando tenía a Paquito enfrente con su pinga erecta y desviada. Consensuaban, eso sí. “Tú abajo, yo arriba, tú arriba yo abajo, mejor…

  • Nuevo Mundo Reloaded

    Nuevo Mundo Reloaded

    En la Noche de Juan se queman fogatas para renovar la cosecha. Pero eso se ha ido olvidando y al parecer en ese el lugar, en Región, el último año se olvidó por completo. En un pueblo pequeñito cerca de San Francisco, California, por su puesto, también se alzaban demenciales hogueras para propiciar que los…

  • Todavía están buenas

    Todavía están buenas

    María, María. Había orinado en la mañana mojando una tirita de prueba de embarazo y había llorado todo. Salió empujando la carriola con su bebe de dos años por las calles vacías del barrio burgués dónde vivía. Subió lentamente la cuesta y los árboles solos rechinaban sus hojas. María avanzaba viendo las esferas extraviadas de…

  • Medusa y Neftalí. Gracia plena.

    Medusa y Neftalí. Gracia plena.

    Poco se sabe acerca de lo que realmente pasó. Pero las llamas, dicen, subieron hasta rozar las nubes blancuzcas del cielo gris de esa tarde de verano. Ni siquiera la lluvia pudo detener el fuego que tomó aquella casa vieja de Neftalí, primo de Isaías, nieto de Pánfilo y rehén, perdón, esposo de Medusa. Dorotea…

  • Todo mundo está podrido

    Todo mundo está podrido

    La pieza era un espejo. Bueno, no realmente un espejo. Algo como un espejo, pero quien haya leído “El Aleph” de Borges puede entenderlo. Ahí se reunía todo, pero todo lo que a uno no puede gustarle. Por eso la pieza era una obra de arte. Porque incomodaba a todos. Incomodaba mucho. Era como si a…

  • Las habichuelas de Juan

    Las habichuelas de Juan

    No hubo nunca nada para Juan más importante que sus habichuelas. Desde niño las cuidó con esmero y ansiedad, evitando que nada las maltratara. La atesoró como nada en el universo entero a cambio prácticamente de nada. Juan era torpe y nervioso y eso le impidió usarlas como se debía. Ahí las tenía colgadas en su bolsita,…

  • Las dos dan buenos masajes

    Las dos dan buenos masajes

    Sospeché de todo el día en que en un sueño me dijo: “Te amo”. No escuchaba esa estúpida expresión desde el día en que M, me lo dijo. Sé que tengo ahora que decir quién fue M. La verdad, importa poco, M puede ser quien sea. V es M, porque uno se enamora de uno…

  • Adentro, nosotros dos

    Adentro, nosotros dos

    Una mañana anoté: La bruma era la de Perote, la carretera de Mil Cumbres, el océano atrás, el Pico de Orizaba, adelante. Sentado en el asiento trasero, tú manejabas tu Fiat, negro y blanco, igual que la suerte. Sumidos en la niebla frondosa, sin ver, no tenía miedo: “No has crecido”, me dijiste. No tenía…

  • El follaje está loco por ti

    El follaje está loco por ti

    Muchos amigos me han contado que sueñan pero yo no les creo. Nadamos todos, eso sí. Nadamos en pisos mojados, en albercas, en cráteres. Nadar es “cógeme, cógeme”, el agua, “ay”, como cuando la sorprendí a ella orinando de pie. La orina cristalina era un chorro de vidrios. El vestido negro lo subía hasta el…

  • Porque sí

    Porque sí

    Caminamos entre esculturas de las islas Cícladas y algunos pavorreales. Olí la nuez de su ano porque sí. Caminamos de la mano por sólo una semana, ¿por qué fue una semana?, porque sí. (Me gustaría no volver a soñarte con la leche escurrida entre los dientes. Niña de todas mis niñas.) Te quiero pelirroja y…

  • Chúpame mejor

    Chúpame mejor

    Recostados bocarriba, con su mano izquierda, mirándonos desde un plano aéreo, bombea mi miembro flácido. Cuak cuak, siempre los patos son dos líneas convergentes que vuelan sobre nosotros, una “V” en donde el que avanza en el vértice una vez que se cansa es reemplazado por otro, un vaso de whisky se termina y otro…

  • Un trozo anaranjado

    Un trozo anaranjado

    De pronto desperté. Con el bikini puesto me recogió en la casa: Mi Amor-me dijo- y me tomó las manos, las puso en mi mandíbula, me besó, me mordió una mejilla succionando al final un poco de piel pegada al hueso. De pronto estábamos ya en el coche, con su mano en mi verga mientras…