Mi espacio se ha quedado chico. Mi cuerpo le pertenece más al pasado que a mi yo actual. Consumo información cada día mientras mi mente se llena de palabras y de hechos sin mucho sentido. El suelo está abriendo espacio para mis muertos: mis segundos, mis minutos, mis horas y mis días.

Combato el tedio realizando mil y una actividades inconexas. Me pregunto a diario si voy por el camino correcto, me pregunto a diario si un buen día no habré dado un salto hacia un camino que no tiene nada que ofrecerme ni a mí, ni a este mundo. A diario me hago mil preguntas sin respuesta.

Mi tiempo se consume y yo solo estoy en el suelo mirando el cielo. Mi tiempo se consume y yo dejo que los recuerdos se vuelvan polvo y el frío alcance mi presente. Mi tiempo se consume en una hoguera de incertidumbres y malas decisiones. Mi tiempo se consume ¿y el tuyo?

Fotografía: Le Tans