“The princess whose golden beauty sang through the soul of heaven…”
Pero qué delicia es surfear en este caos.
¿Qué clase de magia eres, maga? Lo mágico viene de lo irreal, ella es realidad, de esa que te saca del agujero para observar desde lo alto el abismo, la que te invita a caer mientras te cuenta secretos al oído, la que rompe conceptos por puro pinche placer, la que en 1, 2 por 3 hace que esa formula de gestalt se quiebre, se renueve. Le bastó fruncir el ceño para advertir que aquella noche un dron nos espió por la ventana; muy tarde, ya había evidencia de mis dedos enredados en esa maraña magenta. Me recuerda a los rábanos, coloraos, sí, coloraos por fuera, picosos y amargos al primer contacto, ese sabor que favorece la cicatrización, algo así como una Clementine. Y que no se mal entienda, ella no viene a sanar heridas viejas, ella es un mar abierto, con tsunamis mentales que con paciencia se pueden surfear, que con devoción gozarás de su calma y claridad. Es como un bello gato encerrado, es flexible de cuerpo y alma, su ternura brutal te traslada a una melodía de 1968, “dear prudence open up your eyes…” Lo abstracto de sus pestañas, aquellas que puedes ver sin ver, ya sabes, imágenes que dicen sin decir, sí tú, homo-videns, sabes bien de lo que hablo, esas pestañas que si tienes suerte te harán sentir que lo virtual deja de ser vacío, que el tiempo no es tan relativo porque ya no hay espacio, solo esta ese mar, mi tabla de surf y yo.
Fotografía por cem celik
old soul