Kery Café

¿Cómo nació este local y qué lo hizo diferente desde el principio?
Hola! Somos Paola y Kevin, fundadores de Kery Café, Kevin es abogado fiscalista y contador, él tiene su despacho y se dedica full a eso, y yo Paola soy abogada de profesión, pero barista de corazón y me encargo al cien de nuestro negocio.

Nuestro primer emprendimiento surgió en el año 2018, con una florería: Kery Flowers. Este negocio nos dio mucho, en muy poquito tiempo, lo abrazamos y fuimos cosechando, hasta que en pandemia explotó y creció como nunca gracias a que éramos de los pocos negocios que podíamos seguir trabajando desde el mundo digital.

Esto nos impulsó a querer más, y pensar si era buena idea tener a Kery Flowers de forma física, pero para mí (Paola) era necesario algo más que solo una florería. O por lo menos yo creía que ese espacio podía aprovecharse de otra manera, y diversificarlo con una cafetería. 

Es en ese momento que surge el deseo de abrir una cafetería floral, en su momento la primera en Puebla, y la única con este concepto. Así que a raíz de este pensamiento, surgió Kery Café / Cafetería Floral, un proyecto innovador que me hizo creer en mis “locas” ideas. Nos llamamos Kery, por Ke-vin y Eri-ka, novios desde el 2013, y socios desde el 2018. 

Kery Café tuvo muy buena aceptación desde sus inicios, debo admitir que complicado debido a la pandemia, porque seguían las olas de Covid, pero en general con un recibimiento muy caluroso. 

Nuestro espacio fue diferente y llamativo desde el primer momento por la fusión de las flores y el café. Todo nuestro menú tenía un sello floral, desde los lates de lavanda o de rosas, hasta los famosos pink lates, y platillos coronados con geranios, clavelinas, que lucían hermosos. Estos pequeños detalles llamaron la atención de muchas personas, no era común que una cafetería local invirtiera tanto en la parte estética de su menú.

¿Qué parte del día, del espacio o del proceso creativo disfrutan más quienes trabajan aquí?
El team de Kery está conformado por once personas: cocineros, baristas, auxiliares de piso, gerencia y dirección general. Todos aportamos ideas según nuestras funciones, pero creo que lo que más disfrutamos es que no tenemos como tal una limitante para expresarnos, algunas veces las ideas se concretan, y otras no, pero siempre se escuchan y se analizan. 

Nos encanta comprometernos mucho con los menús de temporada, hacemos infinidad de pruebas y todos opinamos para poder mejorar recetas, aunque la creatividad no es solo enfocada al menú, también a los eventos especiales y organización de estos mismos. Buscamos ser ese espacio acogedor al que siempre regresen las personas que nos visitan. 

Si alguien entra por primera vez, ¿qué es lo que no debería perderse?
No se pueden perder nuestros pink waffles, chilaquiles y mokas. Son recetas únicas y clásicas, creadas desde nuestros inicios.

¿Cuál ha sido un desafío interesante que los haya hecho replantearse algo sobre el proyecto?
Cuando abrimos Kery, nos percatamos que todos los días habían desafíos y retos por enfrentar. El primer año crecimos más rápido de lo que pensamos, pero no dejaban de existir esos días vacíos que te hacían replantearte si realmente iba a funcionar. 

En el año 2022, crecimos un poquito más, pero la exigencia de las personas que nos visitaban nos quedaba muy grande: en realidad iniciamos con un espacio muy pequeño, una cocina y una barra diminuta, y aunque queríamos, estábamos dando el máximo posible, pero esto no era suficiente para todos los comensales. 

En varias ocasiones quedamos mal por falta de espacios y organización, pero este círculo vicioso se repetía constantemente por la expectativa que las personas tenían de nosotros, realmente no entendíamos porqué, pero esa visión tenían de nuestra cafetería. 

En el 2023 nos estancamos en ventas, hacíamos de todo, pero ya no teníamos el auge de antes. Cada semana se abría una cafetería nueva, con una estética hermosa, y propuestas interesantes que llamaban mucho la atención. Inició la famosa coffee fever y la realidad es que cada vez era más difícil cumplir con las expectativas de la gente.

No olvidemos que también la parte importante por la que creamos un negocio: para obtener recompensa económica –aunque a veces la pasión por lo que hacemos haga que se nos olvide– pero atrás de eso también existe un equipo de trabajo que no siempre marcha bien, o no lo sabes dirigir de la manera correcta. Así que en ese año también tuvimos mucha rotación de personal. Normalmente contratábamos muchos jóvenes que seguían estudiando, y aunque nos encariñábamos mucho con ellos, sus posibilidades no les permitían continuar con nosotros, y emocionalmente esto también era difícil de sobrellevar. 

Así que en 2024 inicié el año muy desmotivada, realmente seguía con el proyecto por no saber qué iba a hacer con mi vida, porque sí me apasionaba, me encantaba lo que hacía y todo lo que se había logrado con ese espacio. Pero por otro lado, tampoco era suficiente para saciar lo que quería para Kery Café. Tenía dos opciones: dejarlo para siempre, olvidarme de este emprendimiento y ejercer la carrera profesional que estudié, o invertir de nuevo en esa “idea loca” de hacer crecer este proyecto con el enfoque que quería el público y también yo: una cocina y una barra más amplia que me permitiera agilizar mis procesos y mi servicio; colocar mi taller floral de forma visible y que la fusión de las flores y el café estuviera reflejada de una manera más directa.

¿Qué influencia, idea o referencia sigue guiando lo que hacen hoy?
La idea de “florecer en colectivo”, siempre ha existido, y ha ido evolucionando, pero en realidad queremos seguir creciendo en comunidad y fortalecer lazos con nuestros clientes.

Aunque nuestro concepto de cafetería floral ya no es lo que promocionamos, queremos compartir con el público que esa fue nuestra esencia, lo que nos hizo conectar y existir.

¿Qué lugar, proyecto o persona los ha inspirado últimamente y por qué?
Personalmente el lugar que me ha inspirado mucho es Santa Hierba en Oaxaca, estoy segura que no tienen la más mínima idea de nuestra existencia, pero como Kevin es oaxaqueño siempre que vamos los visitamos, y todo su concepto es increíble. Para mí es un lugar que conecta con su gente por su autenticidad, está en constante evolución, y no solo se enfoca en público extranjero, como algunos restaurantes de esa zona que han perdido su esencia. Ellos no, se nota que saben lo que son y lo que quieren proyectar día con día. Yo amo los lugares que piensan en los mínimos detalles y que comparten el origen de lo que entregan en la mesa y Santa Hierba lo hace muy bien.

Si su espacio pudiera invitar a alguien a colaborar por un día, ¿quién sería y qué harían juntos?
Nos encantaría colaborar con Julián Martínez Morales, un barista con mucha trayectoria y amor por el café. Nos tocó conocerlo en la EXPO CAFÉ 2025, porque compramos su libro e incluso lo firmó, tuvimos química y empezamos a seguirnos en redes, pero conforme iba leyendo me iba emocionando más la calidad humana y pasión por su trabajo. Ha estado en todas las facetas de lo que conlleva la trazabilidad del grano, y también ha crecido muchísimo, aún con todo esto es una persona humilde y sencilla que te invita a conocer más del café sin juzgarte. Mi colaboración ideal con él sería invitarlo a Kery a dar un taller, ó capacitación al equipo, pero desde la forma humanista que lo hizo conectar con el mundo del café.

¿Hay algún objeto, rincón o detalle del lugar que tenga una historia que pocos conocen?
Uno de los osos de peluche que tenemos como decoración, fue un regalo de nuestro primer aniversario en el 2014.

Si este proyecto fuera una ciudad, un libro o un disco, ¿cuál sería y por qué?
Si Kery fuera una ciudad, tal vez sería Ámsterdam, con ambiente acogedor, pero libre, sin complicaciones. Buen café, buena comida y buena vibe.

Respuestas por Erika Paola Arrieta Martínez, dueña y fundadora de Kery Café.