Hoy me he despertado y me he dado cuenta que no tengo más remedio que olvidarte.
Sé que ese nudo que tengo en la garganta, tiene nombre.
En unos instantes, lograste destruir todo lo que había construido.
La culpa no es tuya, es mía por creer en ti.
Durante mucho tiempo, pensé que simplemente, así era el amor.
Hoy me he despertado y me he dado cuenta que:
El amor da esperanza, no incertidumbre.
El amor canta y no llora.
El amor ve al futuro y nunca al pasado.
El amor nos hace creer en la infinidad y a la vez nos hace darnos cuenta de nuestras limitaciones.
El amor es la inclinación de dos opuestos.
Nos hace pensar que somos los primeros.
El amor detiene el tiempo.
El amor hace al cuerpo hablar sin palabras.
Hace de los silencios, las más largas conversaciones.
El amor crea un pacto de miradas.
Nos hace libres, hace que nos perdamos en el deseo.
El amor nunca es imperativo.
El amor acorta la distancia.
El amor decepciona a los escépticos.
El amor nunca es suficiente.
Nos impulsa a pensar, que todo podemos lograr.
El amor te enseña a mirar con otros ojos, con los ojos de aquella persona que amas.
En el amor no se puede escoger.
El amor es el más grande testigo de que la eternidad existe en la memoria.
El amor aviva el recuerdo y a la vez nos hace olvidar.
Gracias al amor, uno más uno es uno.
El amor es confianza y en ti nunca confié.
Fotografía: Aëla Labbé
Comenzar la universidad, a pesar de haber vivido poco y de saber aún menos, es una proeza a pesar de su aparente pequeñez. No soy hombre de peleas pero me sigo revolcando en el aula,
sobre todo contra las leyes y las infinitas posibilidades que auguran mi destrucción académica: aún no entiendo qué es la justicia. Mis mayores aliados contra los ábacos han sido los libros sin moralejas (nadie me dice qué hacer). A pesar de medir 1.89 les tengo un temor absoluto a las mariposas (sin importar color o tamaño). No me da pena admitirlo. No me dan pena muchas cosas. No cuento con reconocimiento alguno-excepto un diploma que obtuve por competir en una cierta prueba de natación en la cual fui obligado a saltar al agua por mi madre y su hidrofobia.- He logrado convencerme, a pesar de todo y a pesar del flujo del mundo, que seré alguien importante. ¿Habrá peor mentira que la qué se hace uno mismo?