Quizá fue por la lluvia, o quizá fue por el café de oficina que de café más bien tiene muy poco, pero me dio por hacer un experimento. Me propuse imaginar una vida sin ti.
El resultado no pudo ser mas obvio: terminé con dolor de cabeza, un nudo en la garganta y un ataque de ansiedad, de una intensidad que jamás había sentido.
Incluso un día normal de oficina se volvía un completo infierno; incertidumbre y soledad rodeando mi ser, como una capa invisible que no te deja escapar, apenas y respirar.
Noches oscuras y a solas, sin su voz para charlar; no saber de ella y nadie que se preocupe por mí, ni que escuche todas las tonterías que tengo por decir.
Poemas sin destinatario, perdidos y olvidados, sin un propósito al cual servir, sin unos ojos que llenar, sin un alma a la que llegar.
Fines de semana de resaca, resaca de alcohol y soledad, resaca de llantos mudos, de intoxicación, de sábanas y almohadas empapadas en sudor frío, provocado por una ausencia anónima.
Me propuse imaginar una vida en la que no estuvieras, y mi respuesta cambió, pues me di cuenta que no existe un “lo mismo, pero sin ti”. La vida cambia, los días pesan; todo es gris, todo es plano. Las noches de llantos no cesan, no quiero volver a imaginar una vida sin ti, ya no.
Fotografía por asketoner
Viendo pasar los días y a la vida quedar en pausa