Déjame mirarte desde esta obscuridad, donde tu voz hace eco en mis días instantes dispersos.
Tu voz de mandíbula apretada penetra en mi piel, fino terciopelo de tu saliva al filtrarse sobre el espacio entre mis dientes. Tu cabello se desmorona entre mis manos, y debo confesar que los días a tu lado son los mejores que he tenido.
Fotografía: Catherine Lemblé
Hay posibilidades no probabilidades.