27/7. Ventanas enormes
Octubre, 2019
Era de noche. Estaba sentada en el comedor rojo. Recorté muchas de ellas. Estaba en mi casa. MI CASA.


Con olor a fruta
Diciembre, 2017
Mi abuelita ya no se acordaba de muchas cosas, confundía palabras y nombres, pero nunca olvidaba ofrecernos la fruta que mi tía le ayudaba a comprar en el mercado. Hay ciruelas, me decía cuando llegaba, señalando hacia adentro de la sala. Sus ciruelas eran de las chiquitas, de las que te comes de dos mordidas. Yo me las comía de tres o cuatro, porque me daba cosa llegar el centro ácido. Pero también para que duraran más.


Autorretrato no. 28
Abril, 2020
Mis 28 llegaron en forma de un vaso que auguraba un cuarto naranja, árboles de limones frente al desayuno, muchas plantas que regar y el inicio tan intimidante del amor propio. También con el color betabel de mi labial favorito y un azul al que siempre es bonito volver.


Justicia para todas
Septiembre, 2020
Gracias a las más valientes, a las que gritan y queman. Gracias por incendiarlo todo, por destruirlo todo.
A veces se siente como si sólo nos tuviéramos a nosotras. Y qué tranquilidad.


Poquito o mucho, duele. La ausencia.
Noviembre, 2018
Mi mamá me dijo que a mi abuelita Gaby le gustaba pintarse las uñas y los labios, como a mi. Nunca llegué a conocerla, pero sé, por boca de mis tías, que con ella empezó el matriarcado Ortiz. LAS Ortiz.
El último día que despedimos a mi abuelita Mary un pájaro, de los que ella tanto cuidaba, escapó de su jaula y no se dejó atrapar de nuevo. Tuvimos que irnos mientras las gotas de lluvia se hacían más gordas.