Abro las persianas de mis ojos frente a ti, ya es cuarto menguante en estas lunas que se apagan. Tu pupila se disuelve como té de hierbas suave en agua bajo incendio, que hierve a las 3:15am, ya estamos listos para desactivar la alarma de desalojo al corazón, ya no hay límite de besos por segundo.

Entran rayos de luna en ráfaga, rompiendo nubes cargadas de distancia. Es inicio y es asombro, hay sorpresa en nuestras sombras, somos escala de grises perfecta, descanso después de varias batallas, respiro en cámara lenta, ya no hay tristeza de puesta de sol.

Nos alejamos beso a beso de ese cuarto que está al fondo del pasillo del pecho, debajo del nudo doble en la garganta, ese lugar del que casi nadie habla, el cuarto donde te han roto el corazón en forma hexagonal, donde has descubierto que no hay cura contra el tiempo perdido.

– Dale play a esa canción que me encanta, es que me encantas…

– Baila y cierra los ojos como si nadie te observara; que no sea fugaz esta estrella.

¿Cuántas canciones fuimos esa noche?

¿Cuántas canciones seremos?

Fotografía por Tonnie Zanabria