Ayer…

Ayer, me dijo que terminaría con su vida.

Se despedía de mi, pero entre lagrimas me decía que no quería dejarme, que yo era lo único que la hacia quedarse en este mundo, que para ella era ya una mierda. Desde ayer odio la palabra tiempo, cada vez que la escucho pienso en que nunca será suficiente; me dijo que aceptaría darse una nueva oportunidad, sólo por mi, me siento egoísta al ser lo que la retiene, al no ser suficiente para que ese tiempo sea más largo que el último.

Todas las noches tengo miedo de dormir, de no saber que está pensando, o que está a punto de hacer. Tengo miedo de despertar todas las mañanas e imaginarme que ya no está, le tengo miedo al teléfono, que suene & sea esa llamada que me diga que todo terminó, que ella no está más aquí.

Yo solía pensar que no lloraba porque era demostrar debilidad, que nada era tan doloroso cómo para sacarte una lágrima tan pura de tu ser, ayer, lloré cómo nunca, he llorado cómo no lo hacía en años, ahora, lloro todos los días, todo lo que me dice o hace tiene un tono diferente, no sé cuando piensa en mi & cuando piensa en su final.

Lo único de lo que estoy segura  es que esa pequeña mujer, que todos creen conocer, que todos la ven resplandeciente, oculta un gran secreto, un secreto que me costó tanto entender & que ahora, aunque me parta en dos, lo comprendo, lo entiendo & bueno, no me queda más que decir.

Mi amor quiere suicidarse.
No quiero perderla, pero siento que se marchó hace mucho tiempo.

Fotografía: Emilio Ramírez