Silencios repentinos me abruman de manera larga y extraña, como si tuviera algo que decirme o solo por mi manía de terminar en crisis y también por la curiosidad que mi vida consume en pequeños lapsos.

Quiero decir que en estos últimos días es imposible sostener los pies en la tierra y manifestar que todo está bien solo por el hoy y quizá mañana.

La calma entre tantas personas me provoca un ruido extraordinario en mi interior y con descaro me atrevo a decir que ante la adversidad soy ermitaño frívolo.

No he tenido sentimientos por tantos días que creo que también soy inmune a todo lo que he sentido una vez.

Escucho como mi corazón corroe la vívida experiencia de lo que una vez fui, me mata verme así, me destruye la soledad que consigo lleva mi tristeza. Mi piel se siente fría, y llego a pensar que he muerto en vida.

Me asusta mi propio yo, que solo quiero despertar de este sueño infinito.

Fotografía por asketoner