Nuestra relación fuiste tú.
Ay, Xavier, me arrepiento mucho.
Las que aún no te conocen podrán enamorarse y aprender y enamorarse y aprender.
A mí, ahora sólo me queda saber que terminará todo lo que inicie.
Te odio, por marcharte, por dejarme aquí.
Soy del club de los tristes, amantes perdidos y solitarios.
Te escribo desde mi trinchera, extrañándote en medio de los escombros y odiándote con vigor.
¿Por qué no continuaste con tu actuación al final? Me mostraste el cielo por cuarenta días y en dos me tiraste al infierno.
Añoraba tanto la pasión, que al conocerte desborde todo lo que era, te compartí lo mejor pero tu enferma necesitad de gobernar todo rompió esto.
Es confuso que piense en tu sonrisa blanca, en tu zarape negro, en tus tenis verdes y tu rostro al dormir pero también recordar tus manos temblorosas quitarme la ropa, tu bufido cuando lloraba, tus golpes antes de irte.
¿Tuviste que ser tan malo? Te amé. ¿Por qué tuviste que hacerlo?
No entiendo nada, no sé quién eres y es estúpido escuchar a todos decir que fingiste.
Una risa como la tuya no se finge.
Cantar canciones de Taylor Swift conmigo no se finge.
Dormirte en mis piernas no se finge.
Decirme “bonita” no se finge.
Yo no podría fingir eso y soy actriz.
Espero tu regreso.
Espero meterte a la cárcel.
Espero que vuelvas a cantar conmigo.
Espero que te pudras.
Te espero.
Fotografía: Aëla Labbé
Don’t blame me. Oh, Lord, just save me.