Somos en el mejor de los casos
un suceso fractal micro-macro universal
proyectado hacia el infinito.
La distópica realidad de un psicótico.
La entrepierna de tu puta madre.
La mirada de una presa siendo cazada.
El instante en el que te das cuenta de lo efímera que es la vida.
Qué siempre es todo lo que cabe en un minuto.
Las tetas de la niña gorda que espera ansiosa el recreo.
Los contradictorios sistemas de gobierno.
Las latas de Coca-Cola llegando a la luna.
Es siempre la vida los boztesos del gato.
Las mentiras de los niños.
El aire vaginal que se te escapa cuando coges .
Las viejas cajas de la abuela.
Entrar a la antesala de la mala vida con tu prima.
Rascarte.
Siempre es esto el olor de la cebolla que se fríe en tu cocina.
El libro que te hizo llorar.
Es vivir cada barrida afuera de la casa de doña Ramona.
Es la vida la mamona de las cuatro ventisiete.
La honda y amarga cara de la verdad.
Es en su esencia más simple, abrir los ojos cada día.
Fotografía: Gediminas Jankevicius