Mis noches en la CDMX

No me molesta hablar de ti, de lo que fuimos, de lo mucho que reímos y de lo cabrón que la pasábamos cuando me preguntan cómo fue que llegué a la Ciudad y por qué dejé un paraíso tropical.

Disfruto un chingo caminar de noche. Fumar un cigarro mientras escucho las canciones que nunca te gustaron. Suelo mencionar cicatrices, ciclos, tatuajes, tus piernas blancas en tacones y vestidos de flores. Desde que te fuiste, aprendí a caminar por otras colonias, a pedir café en otras delegaciones y a sonreír, aunque me esté llevando la chingada.

A veces llego a la cantina y pido una cerveza, otras noches compro una caguama y me subo a la azotea a ver los autos pasar, me divierte pensar que uno de ellos vas a estar cantando y gritando de felicidad. Trato de crecer y no quiero voltear atrás, estoy haciendo un barco para navegar por la ciudad.

Por amor, nadie se va a matar.