Esta tampoco es otra historia de amor. Es la historia de aquellos que se conocen en el “bar rojo”, mantienen contacto visual, juegan a la botella y comparten besos pero nunca se llegan a enamorar.
Todos se reúnen y toman whiskey en las rocas.
Ahí tienes a la súper chica modelo, la del cuerpo perfecto; llega con la mirada en alto, con sus tacones de súper diva y make up caro.
Ahí tienes al chico súper modelo. El de los bíceps y tríceps de lavadero. Su palabra favorita siempre será fuck.
Ahí tienes a la pelirroja, la que llega tan segura de sí misma, la que pregunta si quieres otro trago más y la que terminará por llorar en algún rincón del bar.
Ahí tienes al chico carisma, el alma de la fiesta. El que termina haciendo preguntas incomodas.
Ahí tienes a todos los demás, los de la clase media y alta. Los más ojetes.
Y finalmente, estás tú, tan diferente al resto; tus gafas y atuendo de nerd, tu lado compulsivo y obsesivo. No sabes a ciencia cierta qué pedo o por qué estas con ellos pero tienes ganas de beber. Tienes sed de olvidar a la carita estúpida que te hizo llorar.
Comienza el juego, la gran orgía de los besos. Todos se besarán. Contacto visual, contacto corporal. Todo experimental.
El juego terminará. No hay nadie a quien culpar. No te tienes que enamorar.
Solo tienes que disfrutar.
Después tienes que olvidar.
Fotografía: ding ren

Corrección, estilo y variaciones de la lengua española. Universitat Autònoma de Barcelona.
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