¿Cuántas historias a tu lado debo borrar de nosotros para poder estar en paz? Ninguna se quiere ir, estás tú, tan adherido a mí, como si hubiésemos sido creados para destruirnos y reconstruirnos una y otra vez.
Es tan egoísta de mi parte retenerte en mi mente, a pesar que hace tiempo ya no te encuentras presente, pero me es imposible renunciar a ese sentir, tal vez sean mis deseos por continuar alimentando esos años que fueron tan llenos de aventura, de sonrisas, de palabras tiernas, de caricias plenas, momentos tan llenos de “AMOR” que ahora se activan cuando los vuelvo a recrear justamente ahora que escribo estas líneas.
Los meses se han acumulado en años, los años en anécdotas, las anécdotas en un presente que le falta un buen café con tres de azúcar.
Presiento que todo gira y cambia, como dictan las leyes de la vida, cerrar y continuar, pero no puedo hacerlo así nada más. Necesito saber si aún hay una luz de esperanza en el fondo de nuestras almas. Porque al parecer hay cosas que por más que trato de que no me alcancen, terminan haciéndolo, siempre existe algo que me hace volver, que me sitúa justo frente a tus ojos, y dentro de ellos quisiera intentar perderme y reconocerte nuevamente.
Te he pensado y extrañado, porque aunque no lleve tu presencia material en el instante, en cada respiro llevo tu esencia, aquella llena de magia que me hace cerrar los ojos sin temor y logra aún hacerme sentir que todo va a estar bien.
Fotografía por Ian Allaway