Eras esa persona que jamás me dejó caer ni siquiera un momento. Sabías perfectamente cuando estaba bien y cuando no, bastaba solo con que me escucharas o vieras mis expresiones cuando de un segundo a otro te dabas cuenta que sentimientos había dentro de mi. Siempre recurría a ti, porque siempre tenías tiempo para mí, siempre me escuchabas y me entregabas todo tu cariño sin pedir nada a cambio, tu cariño siempre fue tan sincero y tan completo que jamás necesité de nadie para sentirme bien, bastaba con verte, con sentir tus brazos al rededor de mi, escuchar tus palabras de aliento. Eras la única persona que me levantaba de mis crisis existenciales, contigo podía quedarme horas charlando y todo era tan inefable y fantástico… Ahora que no estás eh intentado marcharme  contigo pero sé que ahora no es el momento…
Me quedo con el recuerdo de tu cabello rizado, tus ojos color miel, tu perfecta y alineada sonrisa, tu piel tenue y tus cálidos brazos que jamás me faltaron.
Siempre fuiste la abuelita perfecta. Te amo.

Fotografía por Lars Wastfelt