Yo no conozco el amor
Nunca nos encontramos
Pudo ser un rostro entre la multitud
O un punto totalmente ciego
Sin embargo sabíamos ambos
de la existencia del uno y del otro
Llegaban a mi puerta cartas escondidas
Y la mayoría eran bien correspondidas
De igual forma escribí cuando necesité
Mas él y yo sabíamos que
las cosas no funcionan así,
porque en sí, no nos conocemos
Los versos durmieron en almohadas
bañadas en todo menos sobriedad
Del cielo cayeron plumas de ángel
acojiendo esta necesaria soledad
Ya no le escribo
Que triste mandar una carta sin dirección
Es peor que la cerveza sin alcohol
Llaves sin puertas y viceversa
Él y yo sabemos que las cosas
no funcionan así.
Yo me resigno en el techo
Buscando que la luna proyecte su reflejo
Sucede, aunque rara vez,
cada que el tiempo abandona el reloj
Cada que el insesante colapso se desvía
de aquella estación de Villa monotonía
Tocan a mi puerta poemas libres y bellos.
No dicen nada para mí, solo los traduzco
en los besos que te doy en la espalda
En recorrer con mis manos desde tu clavícula
Hasta el dedo del pie,
ese que se te esconde
Fotografía por Patrick Liebach